La Viruela de la paloma

La viruela es una enfermedad causada por un poxvirus (del grupo Avipoxvirus). Se han descrito 17 tipos de Avipoxvirus, todos ellos relacionados. El que afecta a las palomas es especie-específico o sea que solo causa la enfermedad a las palomas y aves rapaces. Es una enfermedad que se encuentra difundida por todo el mundo. Los típicos depósitos costrosos sobre la piel (viruela) dan el nombre a la enfermedad.

Transmisión:
Los aviproxvirus no pueden penetrar la piel intacta, de ahí que el contagio sobreviene por contacto directo con aves afectadas o con material contaminado, a través de heridas de piel o mucosas, o bien a partir de vectores (mosquitos y ácaros hematófagos). Por eso la enfermedad es más frecuente a fines del verano, otoño y principios del invierno, cuando los mosquitos son abundantes. Un mosquito que se alimente de un ave infectada puede retener el virus infectivo en sus glándulas salivares de 2 a 8 semanas. Además los Avipoxvirus son muy resistentes a los factores ambientales como la desecación, la luz solar y los desinfectantes químicos. Pueden sobrevivir en suelo contaminado hasta 1-2 años.
En la transmisión del virus, las palomas salvajes, los insectos hematófagos y el hombre juegan un papel importante como agentes contaminantes.
Son susceptibles las aves de todas las edades, pero las más jóvenes, son las más frecuentemente afectadas. Las aves en fase de recuperación actúan como portadores asintomáticos y eliminan el virus a través de materia fecal, pie, plumas, saliva, secreciones nasales, lágrimas y leche de buche. Los pichones pueden ser infectados por sus padres los que actúan a veces como portadores sanos.
La enfermedad puede permanecer latente durante años, particularmente en planteles de grandes palomas. No se han descrito factores estresantes específicos que se asocien con la reactivación del virus, pudiendo bien mencionarse el esfuerzo de la cría, el replume, los concursos, etc.
Los Avipoxvirus producen además depresión moderada de las defensas orgánicas lo que potencia infecciones secundarias.

Formas clínicas de la enfermedad:
Las infecciones inducidas por los Avipoxvirus varían su expresión clínica de acuerdo a la virulencia de la cepa del virus, al modo de transmisión y a la susceptibilidad del huésped. El período de incubación varía de 4 a 14 días, siendo usualmente de 1 semana.
El curso de la enfermedad es generalmente subagudo y le toma a un individuo de 3-4 semanas para recuperarse. La mortalidad es baja aunque puede llegar a infectarse un 90% del plantel. Un plantel de palomas requiere de 2-3 meses para retornar a su estado normal.
Clínicamente se reconocen las siguientes formas:

-Forma cutánea o seca: es la mas común y benigna en la paloma. Se caracteriza por la presencia de pápulas de color amarillo a marrón oscuro y posteriormente vesículas a nivel de la piel sin plumas (párpados, comisura del pico, cera, patas y alrededor de la cloaca). En pocos días éstas lesiones se agrandan pudiendo coalescer varias de ellas.
Posteriormente se abren espontáneamente, se secan y forman costras las que requieren varias semanas para descamarse espontáneamente. Normalmente curan sin dejar cicatriz. Igualmente son frecuentes las complicaciones bacterianas o fúngicas que pueden alterar la apariencia clásica de la lesión, agravándola. Estas lesiones, son muy difíciles de eliminar por lo sangrantes y adheridas que se encuentran.

-Forma diftérica o húmeda: se caracteriza por nódulos los que coalescen y forman lesiones de tipo membranoso-difteroide (placas de color gris - marrón y caseosas), que al intentar desprenderlas producen una severa hemorragia. Suelen ubicarse sobre la lengua, faringe y laringe produciendo dificultad para tragar los alimentos y síntomas respiratorios.
Un individuo puede presentar la forma cutánea y diftérica concomitantemente.

-Forma septicémica: puede presentarse en pichones de corta edad. Es de presentación aguda y de elevada mortalidad (70-99%). Se observan signos generales de enfermedad: embolamiento, anorexia, abatimiento, pérdida de peso, signos respiratorios (por la neumonía que se produce) y diarrea (enteritis). La mayoría de las aves mueren a los 3 días de desarrollados los signos clínicos. Las lesiones cutáneas son raras y el diagnóstico precoz de la afección es difícil. Esta forma de la enfermedad, también puede presentarse con cepas de virus muy agresivas o cuando las aves tienen sus defensas orgánicas bajas (dietas deficientes, estrés o infecciones bacterianas y/o parasitarias concomitantes).

-Forma tumoral: algunas cepas de Avipoxivirus tienen facilidad para producir tumores. Las palomas que sobreviven a la infección están propensas a la formación de tumores cutáneos. Estos crecen rápido y tienen aspecto verrugoso y son por lo general de color oscuro; si uno desea desprenderlos, son muy sangrantes. La remoción quirúrgica es la única terapia efectiva en estos casos, aunque pueden volver a formarse si todavía persiste el virus en la piel.

Durante un brote de la enfermedad en un plantel pueden coexistir todas las formas mencionadas.

Diagnóstico:
Un diagnóstico definitivo de infección por Avipoxvirus puede realizarse por:
-Histopatología, técnica que consiste en examinar al microscopio preparaciones de los órganos enfermos. En caso de sospechar de viruela, las muestras de elección son: Lesiones de piel e hígado. La muestra será positiva si en ellas se aparecieran acumulaciones de partículas virales en formación, llamados comúnmente cuerpos de inclusión.
-Puede realizarse también el cultivo y aislamiento del virus en huevos de pollo embrionados.
Los exámenes sanguíneos son de poco valor para diagnosticar esta enfermedad.

Control:
Las aves que se recuperan de la enfermedad suelen estar protegidas al menos por 8 meses.
-La vacunación es el mejor método para controlar la infección por Avipoxvirus. Debido a que, como mencionáramos, estos son específicos de especie, las palomas deben ser vacunadas con vacunas hechas con Avipoxvirus paloma. Existen vacunas comerciales para éstas en Europa y los Estados Unidos de Norteamérica.
Deben ser vacunadas todas las poblaciones de alto riesgo: palomas importadas y planteles en áreas con alta densidad de mosquitos.
Según el tipo de vacuna que se utilice, las palomas pueden quedar inmunizadas por 6 a 12 meses. Se aconseja vacunar todo el plantel después de terminada la cría, cuando los pichones tengan entre 4 y 5 semanas de edad (diciembre-enero). En caso de utilizar vacunas a virus vivo (las que generalmente se administran por pincelamiento los folículos plumosos del muslo), es necesario controlar la reacción post-vacunal, ya que ésta evidencia la actividad vacunal y el establecimiento de la inmunidad. La lectura se realiza a los 7-10 días de la vacunación y aparece bajo la forma de pequeñas pústulas rojizas, rodeadas de una zona ligeramente edematosa, que desaparecen a la semana. La ausencia de estas pústulas obliga a repetir la vacunación.

-Debido a que los Avipoxvirus pueden ser transmitidos por los mosquitos o ácaros hematófagos, los criaderos deben estar hechos a prueba de estos: colocación de redes mosquiteras en puertas y ventanas y desinfectaciones periódicas.

-Las aves afectadas deben ser aisladas hasta su recuperación completa ya que pueden transmitir el virus al picar a otras.
Recordar que las aves que se recuperan están inmunizadas contra la enfermedad, pero que pueden actuar como portadores asintomáticos al seguir eliminando el virus, cosa que ocurre durante un mes aproximadamente.

-Desinfectar todas las instalaciones e implementos.

Tratamiento:
No existen tratamientos específicos para los Avipoxvirus. Los antibióticos pueden ser útiles para controlar las infecciones secundarias, y la vitamina A o sus precursores naturales pueden ayudar en el proceso de curación.
Es aconsejable también el uso de inmunoestimulantes y normalizadores de la flora intestinal.
En las lesiones cutáneas son útiles aplicaciones tópicas de soluciones astringentes como la de mercurio-cromo al 1-3%, en alcohol al 70º. No se aconseja la eliminación física de las lesiones costrosas de piel pues por lo general diseminan la infección al liberar partículas virales.

Por los Doctores: Rosana MATTIELLO y Guillermo PANETTIERI.


Con el mayor respeto colombófilo: Carlos A. Bachi Acosta.



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